domingo, 15 de julio de 2012
I don´t like to drink,but today i want to forget my name.
En una noche como esta, donde la luz traspasa las rendijas de las ventanas, le gusta sentarse a mirar la luna. La única que la comprendía, y que le regalaba su dulzura, en forma de sonrisas. A diferencia de él, ella le quería. Bajo el mismo árbol, buscaba algo, que le dirija en la trama de su vida. Sin un final de agonía. Un camino con dirección a ti. Con un final acabado en besos. Amargos. Y con sabor a ti.
Le echaba de menos. Ese chico al que si no idolatraba, no sentía nada. Por quién perdía cada tren, y cada razón. Por quien tanto cambió, tanto, que duele.
No me gusta beber, pero hoy quiero olvidarme de mi nombre.
El espejo le refleja su mentira, y el silencio le reprocha su ideología. Que la vida son dos días. Deja de malgastar los tuyos. Ya que has probado el sabor de su amargura, de esos días, en los que tu alegría se escondía, dentro de una caja fuerte.
Aquella persona que te prometió la luna. Ahora solo te hace ascos. Darte asco. Recurrir cada día al mismo engaño. Para verse ideal, perfecta. Aunque su rostro este lleno de cortes, aunque su piel tenga, como mínimo, veinte moratones, o sus dedos estén quemados. Aunque el final de una historia perfecta sea su fantasía. Esa sería su rutina. Si él la veía guapa. Ella se lo creía. Aunque el sonido del despertador a cada mañana, sea el comienzo de su pesadilla.
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